Leyenda de la Casa de los Perros
En Guadalajara se encuentra la casa que pertenecía a Don Jesús Flores, uno de los hombres más ricos de la ciudad. A sus 72 años se enamoró de una jovencita de 28 años que se llamaba Ana González, que aceptó casarse con él por interés. La joven pensó que al ser ya un hombre viejo, le quedaría poco tiempo de vida y ella podría heredar toda su fortuna.
Durante sus años de matrimonio ella le exigió grandes lujos, le pidió una casa de dos pisos con dos perros en el techo como decoración. Cuando Don Jesús enfermó le pidió a Ana que le guardara luto durante mucho tiempo antes de volver a casarse con otro. Aunque la joven hizo la promesa, no tardó en conocer a Josué Cuervo, otro hombre adinerado que era amigo de Don Jesús.
Aunque su esposo estaba en cama, Ana solía verse a escondidas con Josué, salían a dar largas caminatas, tomaban el café y lo que era un secreto comenzó a estar en la boca de muchas personas cercanas a la familia. Luego de la muerte de Don Jesús, la joven tomó la decisión de casarse rápidamente con Josué, fue una gran boda y muchas personas importantes de la ciudad asistieron.
Pero la pareja nunca pudo vivir tranquila ya que el espíritu de Don Jesús estuvo presente dentro de la casa desde ese tiempo hasta ahora. Se puede escuchar durante la noche a un hombre que recorre los pasillos quejándose de dolor porque su esposa rompió la promesa de guardarle luto. Algunas veces en las ventanas de la gran casa de los perros también se puede ver la silueta de un hombre que mira hacia afuera con gran odio en sus ojos.
Por si fuera poco, existe el rumor de que quien se atreva a rezar un rosario completo en la tumba de Don Jesús, podrá recibir a cambio las escrituras de la casa de los perros. Pero hasta la fecha ninguna persona lo ha conseguido, muchos salen al poco tiempo de haber iniciado ya que dicen que una voz de ultratumba responde los rezos.
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