El Árbol del Ahorcado

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En el Hospital Civil había muchas personas que sufrían depresión debido a que muchas de sus enfermedades eran muy complicadas. Uno de ellos era el joven Santiago, un hombre que fue diagnosticado con cáncer terminal que le causaba un grave dolor en su cuerpo.

Desde que inició su tratamiento en el Hospital Civil, su madre se mantuvo siempre a su lado apoyándolo con mucho amor. Pero cada día que pasaba el dolor era más insoportable para Santiago. A pesar de los medicamentos y del tratamiento de los doctores el dolor nunca terminaba. Muchas veces le decía a su madre que prefería morir antes de soportar más terribles dolores causados por el cáncer.

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Un día, los doctores pidieron hablar con la madre de Santiago y le explicaron que ya no había nada qué hacer por él. Estaban seguros de que en poco tiempo el joven moriría con mucho dolor por su enfermedad. Pero la mujer prefirió mantener esto en secreto y no dejar que Santiago se enterara. Esa misma noche entró a la habitación del hospital en donde estaba su hijo y colocó en sus manos la estampa de un santo.

Cuando Santiago despertó y vio la imagen se la aventó a su madre, insistiendo en que ya no creía en los santos porque lo habían abandonado. Maldijo muchas veces y le pidió a la mujer que se fuera del cuarto y lo dejara solo. Durante la noche, Santiago salió a escondidas y entró al panteón que se encuentra al lado del hospital. Tomó una soga y la colgó en uno de los árboles más grandes que estaban en el centro.

Estaba impulsado por mucho enojo y decidió colgarse para morir antes de seguir soportando ese dolor. Cuando lo encontraron ya era demasiado tarde, su cuerpo estaba colgado y los pájaros le habían picado los ojos. A los pocos días ese frondoso árbol comenzó a secarse quedando únicamente su tronco. Actualmente algunos dicen que por las noches se ve salir a un paciente en bata del hospital que llega hasta ese tronco y desaparece.