Leyenda de las Momias de Guanajuato

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Uno de los casos de muertes accidentales más terribles ocurrió en Guanajuato. Con la llegada de los españoles a tierras mexicanas también se esparcieron muchas enfermedades como la viruela y la peste. En Guanajuato muchas personas fueron víctimas de esta terrible enfermedad hasta el grado de la muerte. Decenas de niños, hombres y mujeres vivieron sus últimos días en encierro y temor debido a su aspecto desagradable.

La peste incrementó tanto que la comunidad estaba muy asustada y en su desesperación sepultaron a personas que aún no estaban muertas. Uno de los síntomas de esta enfermedad ocasionaba que las personas se desmayaran pareciendo estar muertas. Cuando eran encontradas por sus familiares, comenzaban a sepultarlas de inmediato para evitar ser contagiados. Pero cuando el enfermo despertaba se encontraba dentro de la tumba y no podía salir.

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Muchos pequeños niños fueron enterrados vivos, a pesar de gritar y llorar no se apiadaron de ellos. Lo mismo pasó con todos los hombres y mujeres que estaban contagiados de la peste. Nadie se dio cuenta de esto, hasta cientos de años después cuando comenzaron a exhumar los cuerpos del panteón municipal.

Los trabajadores se llevaron una horrorosa sorpresa cuando al abrir las primeras tumbas vieron los cuerpos momificados y que sus rostros tenían señales de dolor. Estos cuerpos habían sido momificados de forma natural, como si se tratara de una forma de hacer saber el terrible error que se cometió hace muchos años.

Las caras de decenas de momias parecían de sufrimiento, muchos de ellos habían arañado su ataúd en desesperación por querer salir. Fueron enterrados vivos y murieron asfixiados sin que nadie pudiera ayudarlos. Estos cuerpos ahora forman parte de una macabra exhibición que los forma detrás de un cristal desde donde se pueden ver las momias con su rostro de dolor.