Leyenda de la LAGUNA DE LA MARIA

 

Durante la época de la revolución había muchas personas que se encargaban de cuidar las haciendas de los poderosos. María y Jorge eran un matrimonio que se dedicaba a mantener siempre impecable la hacienda de San Antonio. Eran los encargados de las tierras y de todo lo que se encontraba dentro.

A pesar de que ya tenían varios años de casados, María era una mujer muy celosa con su esposo porque él siempre salía de noche. El hombre asistía a cuanta fiesta era invitado, incluso si María no quería ir, él nunca faltaba. Cada semana salía con sus amigos de parranda y solía amanecerse en las cantinas.

Una vez, Jorge salió de la hacienda y María no supo de él por varios días, lo que la tuvo muy molesta. No pudo contener sus celos y en un arranque de furia invocó al diablo para hacer un pacto con él. Le pidió ser la única dueña del amor de Jorge a cambio de su alma a lo cual el diablo aceptó y se cerró el trato.

A los pocos días, Jorge volvió a la hacienda y buscó a su esposa pero no la encontró. Salió en busca de ayuda, avisó a todos los vecinos y en poco tiempo todos se reunieron con machetes para emprender la búsqueda. Por varias horas recorrieron el pueblo sin rastro de María, hasta que se acercaron a la laguna, donde encontraron algo espeluznante.

En la orilla había un sepulcro desde donde salió el cuero de María flotando y envuelto en una misteriosa neblina. Tomó una dirección hacía la laguna y se posó en el centro flotando durante varios minutos. Después se hundió y jamás volvió a salir de ahí. Muchos dicen que su espíritu ronda en la laguna y que se encarga de ahogar a los que se atreven a entrar.

 

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Última modificación: 12 diciembre, 2018

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