Leyenda del Chan de Juventino Rosas
Hace algunos años existió un ser extraño que vivía dentro de los mantos acuíferos del pueblo. Las personas que vivían en la comunidad sabían de su existencia y hacían todo lo posible por no provocarlo. Así pudieron vivir durante mucho tiempo hasta que un día conocieron lo terrorífico que era este ser.
Una mañana, una pareja que estaba de paso en el pueblo decidió entrar en el bosque para convivir con la naturaleza. Cuando llegaron al arroyo de Las Fuentes entraron al agua para darse un baño y disfrutar de la espectacular cueva. Era un sitio con poca luz, pero ellos estaban seguros de que no habría nadie más ahí dentro.
De repente sintieron que desde adentro salían burbujas de agua como si alguien estuviera adentro. Cuando intentaron nadar fueron detenidos por un fuerte remolino que se formaba en las profundidades. De este, salió el Chan, un ser con una altura de más de dos metros, piel fangosa, ojos rojos mitad pez y mitad humano. Tenía unas afiladas garras que podían destrozar hasta los huesos al igual que sus filosos dientes.
Los jóvenes intentaron salir del agua, pero no podían, el extraño ser los tomó y los sumergió junto con él. Pasaron muchos días hasta que alguien pudo encontrar los cuerpos de la pareja, pero cuando lo hicieron notaron unas marcas horribles en todo el cuerpo, muchos pensaron que se trataba de un animal salvaje que los había atacado pero los habitantes del pueblo estaban seguros de que se trataba del Chan.
En la reserva, los vigilantes ven a este ser aparecer en las cascadas como si estuviera tomando un baño a plena luz del día. El Chan parece vivir en las cuevas de Juventino Rosas custodiando los manantiales y atacando a todo aquel que los irrumpa.
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