Leyenda de la Bruja que se Alimentaba de Bebés
En los pueblos de México se sabe que las brujas quieren pasar desapercibidas durante el día. Suelen transformarse en animales que se encuentran entre nosotros sin problema. Estas mujeres tienen poderes sobrenaturales que les permiten mantenerse vivas durante muchos años. Pero por su vanidad siempre están en busca de la fórmula de la eterna juventud, y parece que la han encontrado.
Como lo contó María hace tiempo, quien tuvo de cerca a uno de estos seres extraños. Ella cuenta que un día estaba en su casa con su pequeño bebé recién nacido. Mientras el pequeño dormía ella aprovechó el tiempo para lavar su ropa en el patio. Era común escuchar llorar de vez en cuando al bebé, así que no le hacía mucho caso.
En el pueblo decían que una bruja solía convertirte en guajolote durante el día para poder escabullirse entre la gente. Y mientras María se encontraba lavando, una de sus vecinas corrió rápidamente hacia ella gritando que había un guajolote cerca de su ventana. De inmediato el pequeño bebé comenzó a llorar con gran fuerza que María entró asustada a la casa. Vio el ave parada en la parte de afuera de su ventana y tomó a su bebé entre sus brazos.
El pequeño tenía un hilo rojo, María lo cortó y comenzó a brotar mucha sangre porque ese hilo rojo era la lengua del guajolote que succionaba al pequeño bebé. El ave se fue de esa casa caminando muy lento ya que estaba desangrándose. Al día siguiente la historia se difundió por todo el pueblo, por lo que todos los hombres salieron furiosos a cazar a cuanto guajolote se les atravesaba en el camino.
En poco tiempo acabaron con todas estas aves, pero una de ellas no amaneció, en su lugar apareció una mujer vieja de pelo largo y lleno de canas. El cuerpo de esta mujer estaba justo donde habían matado a una de estas aves. Se dice que muchas brujas dejaron ese pueblo con miedo a ser asesinadas, y salieron en busca de otras ciudades en donde encontrar a más bebés para robarles su juventud.
La sangre de los pequeños es como una cura para su envejecimiento y cada vez que hay un animal cerca de un bebé, se cree que puede tratarse de una bruja que espera el momento adecuado para succionar la sangre y dejarlo seco por completo.
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