Leyenda de LA NOVIA DE CULIACÁN

Alrededor de los años 50´s en la ciudad de Culiacán vivía Guadalupe Leyva Flores, mejor conocida como Lupita por sus amigos y seres queridos. Tenía solamente 20 años cuando conoció a Jesús, un jovencito muy educado y de quien se enamoró profundamente. Los dos salían de paseo juntos al lado de su amigo Ernesto, otro joven que era muy amable con Lupita.

Pasó muy poco tiempo para que Jesús se decidiera a pedirle matrimonio a Lupita, ella muy feliz aceptó de inmediato. Lo que nadie sabía, era que Ernesto también estaba muy enamorado de Lupita, y cuando se enteró de la boda corrió a casa de su amiga a declararle su amor, con la esperanza de ser correspondido. Pero por desgracia esto no fue así, Lupita le explicó no solamente lo quería como un amigo, y que amaba a Jesús con quien se iba a casar.

Jesús nunca se enteró de las intenciones de su amigo, así que le pidió que fuera su padrino de bodas, a lo cual Ernesto aceptó. La boda se planeó para un día domingo, todos estaban esperando listos en la Catedral con sus mejores ropas. Justo a la puerta de la iglesia estaba Jesús y al lado su padrino Ernesto.

Cuando Lupita llegó con un hermoso y elegante vestido de novia no dudo en correr a los brazos de Jesús y besarlo. Esto despertó un gran ataque de celos en Ernesto, que sin pensarlo sacó de su saco una pistola y disparó contra Jesús. La bala atravesó su cabeza y lo mató al instante, Lupita y sus invitados no podían creer lo que estaba pasando y por si fuera poco, Ernesto también se disparó en la cabeza para suicidarse.

La novia se posó sobre el cuerpo de Jesús durante varias horas y lloró desconsolada. Pero desde ese día, dejó de hablar y siempre tenía una mirada perdida. A la semana siguiente, justo el día domingo, Lupita comenzó a ponerse su vestido de novia y nuevamente se dirigió a la catedral, parecía que en su mente todo había sido una fantasía.

Pero esta escena se repitió durante 30 años, Lupita cada domingo aparecía en la catedral de Culiacán vestida de novia y esperando la llegada de su amado. Algunas personas dicen que se le podía ver hablando sola por las calles, su vestido de novia ya estaba viejo y roto, pero ella ni quería quitárselo.

Lupita murió en 1980, pero la gente que conoció su historia dice que esta mujer aún sigue penando por las calles y la catedral. Muchos esperan que pronto pueda encontrarse con Jesús en el más allá.